Negocio multinivel
José Luis Briones,
Profesor de la Business School de la Universidad Antonio de Nebrija.
Imagine Ud. que para materializar su espíritu emprendedor, desarrollando un negocio de distribución de productos o servicios, no existe la barrera de la inversión económica, al menos de una inversión que se escapa a la mayoría de los mortales. Imagine Ud. que esta empresa fomenta nuestros sueños, y especialmente nos invita a soñar, a tener metas, a desarrollar proyectos de vida.
Imagine Ud. a una empresa que para promocionar su oferta de servicios o productos de consumo (de alta calidad, por otra parte) no invierte en la publicidad tradicional, ni en costosas promociones que, lógicamente, revierten en el precio de venta del producto, o servicio. Imagine Ud. que toda la promoción, así como la gestión comercial, se basa en el valor “confianza” y en una total transparencia.
Imagine una empresa que consigue que sus integrantes tengan un profundo sentimiento de pertenencia, que haga que se sientan orgullosos de participar en un proyecto empresarial que, sin anular su individualidad, les hace sentirse protagonistas y, más importante, parte de algo que les transciende a ellos mismos. Imagine una empresa en la que cada persona es una por sí misma, y a su vez parte de un todo, con una total conciencia de su identidad individual
Pues bien, todo esto y mucho más es la distribución por multinivel. Dígame ahora si realmente un negocio que fomenta el espíritu emprendedor, la capacidad de asumir riesgos, las relaciones de confianza, el fomento de la libertad y la rentabilidad económica, no es un negocio que ayuda al desarrollo de las personas, y en consecuencia a un cambio positivo de nuestro mundo.
Todo en la vida tiene dos caras, acabo de desarrollar lo que creo es parte, del contenido de una de ellas. Hablemos de la otra cara, pero permítame que en paralelo comparta mi opinión de las características de la misma.
Ud. conoce, con mucha probabilidad, casos en los que ha prevalecido la picaresca, el engaño y la manipulación. Y es cierto: estos casos existen, con absoluta seguridad con mucha más frecuencia de la que los líderes de este modelo de negocio quisieran.
Conscientes de este riesgo, las empresas de distribución por multinivel más serias, tienen su propio departamento de “control”. Debemos tener en cuenta que en este perfil de negocio prácticamente no existen barreras de entrada, salvo las mentales, por lo que es fácil e inevitable que entren (una minoría por otra parte), aventureros y, especialmente, desaprensivos que desconocen el daño que hacen a esa gran mayoría de distribuidores cuyo único objetivo para integrarse es crearse una opción de libertad financiera y personal.
También conoce Ud. con seguridad, personas que no han ganado dinero. También es cierto, como en la vida misma. La rentabilidad de este negocio – muy positiva si tenemos en cuenta la inversión – no va a depender solo de las características de la oferta, sino también del esfuerzo de la persona, y pese a que la mayoría de las empresas del sector diseñan unos programas de formación muy pragmáticos y enfocados a resultados casi inmediatos, si la parte que debe aportar la persona en esfuerzo y calidad de su trabajo falla, como en cualquier otra actividad profesional, los resultados son negativos.
Claro que Ud. me dirá que “no todo en la vida es ganar dinero”. No voy a caer en la tentación del chiste fácil – ya sabe Ud.…..esos parecidos al de “si … pero ayuda”, etc. – pero si me gustaría llevarle a una reflexión: si hay algo – que cualquier lector interesado puede confirmar- que llevo defendiendo años es que “las empresas de más crecimiento en el mundo han tenido como objetivo prioritario, no el ganar dinero, pero si la realización de un sueño y que al desarrollar este, aportando valor a la sociedad, esta recompensa a nuestro empresario “comprándole su oferta y, en consecuencia, haciéndole ganar dinero”.
En pocas palabras: el dinero, el beneficio económico, es la consecuencia…no el fin. Créame que no es lo mismo.
Respeto profundamente al distribuidor por multinivel que entre en este negocio para ganar dinero. Nada que objetar, como tampoco soy yo nadie para valorar su grado de interés en obtener beneficio. Pero de nuevo le invito a la reflexión: efectivamente no todo en la vida es ganar dinero… ¿aplica Ud. esto a su propio trabajo?, la diferencia con el multinivel es que, en este negocio, Vd. va a ser quien defina el nivel de sus ingresos, dedicando más o menos esfuerzo a su desarrollo, lo que en un trabajo tradicional no podemos hacer.
Dejemos que cada empresario del multinivel defina su nivel de ingresos y respetemos las motivaciones que cada uno tiene para integrarse en este negocio, un negocio que por otra parte permite, insisto en ello, a cada miembro determinar su propio techo de ingresos. Por otra parte, como en muchos negocios (¿no conoce Ud. a ningún pequeño empresario que en muchas ocasiones prefiere cerrar su negocio por motivos lúdicos, a estar esclavizado al mismo, lo que por otra parte, ocurre lamentablemente cuando tienes que pagar gastos de alquiler, o hipoteca, gastos de personal y gastos de funcionamiento?) cada empresario tiene la libertad de decidir su nivel de implicación y compromiso, y en consecuencia su nivel de rentabilidad, y hasta de posicionamiento en la estructura de red.
Otra de las objeciones más habituales es la típica del “lavado de cerebro”, ¡qué tiempos estos en los que impulsar a soñar, motivar a optar por una vida diferente, abrir la mente con nuevas posibilidades se llama lavado de cerebro!.
Personalmente considero que los verdaderos lavados de cerebro se producen en muchos programas de TV, personalmente considero que lavado de cerebro es convencer a cada ciudadano de que debe conformarse con lo que tiene, que sus abuelos eran pobres, que sus padres eran pobres y que, en consecuencia, el debe ser pobre. Yo personalmente creo que el autentico lavado de cerebro es fomentar la pasividad, el conformismo, la complacencia, la renuncia a crear una vida diferente, fomentando nuevas opciones, aunque estas sean distintas a las que son habituales en nuestro entorno.
Claro que esto es consecuencia de una situación que, muy probablemente, Ud. ha vivido.
Ignoro porqué hablar de sueños, de superación personal, de convertir la vida en un desafío, es un lenguaje exclusivo de las iglesias evangelistas. En todo caso pienso que no tiene porqué ser así, y que no es malo para nadie que este monopolio se rompa.
Pero creo, sinceramente, que lo que sorprende no es esto, lo que sorprende es algo que nos cuesta trabajo aceptar: que en un negocio se hable este lenguaje, que un trabajo genere este entusiasmo, que una actividad profesional fomente este sentimiento de pertenencia. Seamos valientes: ¿realmente no es esto lo que nos sorprende, lo que nos produce rechazo?
Créame, la mayoría de las objeciones que me he encontrado en mis numerosas investigaciones (y por supuesto que hay muchas más de las que aquí he expuesto, como por ejemplo esa de “no todo el mundo vale”…etc.) sobre esta actividad económica, son generadas mas por el choque de paradigmas, que por razones lógicas y profundas.
Hablamos del cambio, se nos llena la boca diciéndonos que vivimos en un mundo diferente, pero cuando nos encontramos frontalmente con el cambio, cuando nos enfrentamos a la realidad de lo que significa “diferente”, simplemente empezamos a darnos a nosotros mismos argumentos que nos tranquilicen, que nos permitan situarnos, sin problemas de conciencia, en nuestra zona cómoda.
Creo, sinceramente, que debemos cambiar nuestra forma de interpretar la realidad que vivimos, que una de las principales barreras para salir de la crisis que sufrimos, es que seguimos aplicando las mismas fórmulas que nos han llevado a ella. Creo, sinceramente, que se hace imprescindible modificar nuestras actitudes ante el cambio, así como nuestras formas de interpretar la realidad, enfrentándonos al desafío de vivir en la incertidumbre y en el cambio permanente, como primer paso para crecer.
Por esto creo que una actividad económica que nos impulsa a asumir la vida como un desafío, que una actividad en la que se nos da la oportunidad de sentir el control sobre nuestra vida, que un negocio que solo puede crecer si se basa en la confianza, en la honestidad y en las relaciones ganar/ganar, puede ser un elemento clave en el desarrollo positivo de un nuevo mundo.
¿Idealista?, ¿utópico?… sí, lo repito: SÍ, pero es esto precisamente lo que precisamos para salir: ideales y utopías….no obstante déjeme que acabe con una aclaración:
Éstas, amigo mío, amiga mía, no son las preguntas correctas. Las correctas son: ¿ES POSIBLE?, ¿ES NECESARIO?
Con seguridad Ud. tiene las respuestas en lo más profundo de su corazón. No tenga miedo a enfrentarse a ellas, no boicotee su vida. Mire Ud.: por muy bueno que sea el negocio de la distribución por multinivel, no es obligatorio desarrollarlo, pero lo que si considero obligatorio es que Ud. tenga claras las razones para decidir entrar, o no.
Ni siquiera es mejor, o peor, sea cual sea su decisión en relación a este emprendimiento. No es una cuestión de valores, sino de coherencia.
Esta es la clave: Que Ud. se dé la oportunidad a sí mismo, o a sí misma, para tomar una decisión a partir de lo que Ud. sienta en lo más profundo de su alma, que esta decisión, sea la que sea, suponga un crecimiento, y no una huida en relación a su impotencia para cambiar su realidad actual.
Por mi parte no puedo evadirme de darle mi respuesta honesta: afirmo que sí.
Es más: no sólo es posible, se hace ya imprescindible que fomentemos toda actividad económica en la que se defiendan valores como la confianza, la superación personal y las relaciones entre iguales. Solo así dejaremos de ser espectadores de nuestras propias vidas, para convertirnos en protagonistas de la misma.
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